por Esther Gómez y Félix Fernández
Es alarmante que aún en el siglo XXI no se haya logrado la aceptación de algunas personas y que aún la sociedad no conozca el significado de las siglas LGBTI. Es triste que en las calles veamos a mujeres trans que, por el rechazo al buscar un empleo, se ven obligadas a ofrecer su cuerpo como una prenda para conseguir ingresos.
A través de los años, el culto y el apego a pensamientos restringidos ha sido el arma que ha acabado con incontables jóvenes que solamente expresaban un amor sincero. Llegamos a un punto de la historia donde no se vive el respeto ajeno.
Hombres y mujeres también hacemos la historia del mundo, luchando y defendiendo a quienes se ocultan para no recibir el maltrato que les espera si se enfrentan a un sistema que les condena y les señala como personas diferentes, anormales e incluso impuras ante muchas religiones del mundo.
Cuando entendemos que la diversidad siempre ha existido en el mundo, se nos hace más fácil aceptarnos. El mundo ha ido progresando y muchos se fueron quedando en el pasado. Es necesario que se escuchen las voces de quienes fundamentalmente exigen respeto. Se necesita concienciar a las personas en temas de derechos humanos, la ley es el fundamento y la educación es el método más viable para conseguir resultados que favorezcan a toda la población mundial.
El mundo, la sociedad, cada persona debe ser educada para respetar la diversidad que palpa a diario. En el 2011, Nelson Mandela dijo: “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su origen o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario”. Lo que nos lleva a entender que todavía existe la magnífica oportunidad para que cada una y uno reorientemos nuestros caminos estimando el respeto hacia cada ser humano.

asesinada en 2013, por Giniveth Soto asesinada en 2014, por López Antoima asesinada en 2015, por Johnny Quintero y Wilmari Bellorín Contreras a quienes ultimaron en 2016 y por la gran cantidad de personas que han quedado sin vida en su búsqueda de iguales derechos y las mismas oportunidades como todo ser humano sin exclusiones. No se trata de crear una subcultura o una contracultura, se trata de que seamos incluyentes.
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